ENTRE
OLIVOS Y PINARES
El
término de La Iruela se encuentra en la zona oriental de la
provincia de Jaén, con una extensión de 123 km2.,
la mayor parte dentro del parque Natural de Cazorla, Segura y Las
Villas. Limita al N. con el término de Santo Tomé, al E. con el de
Santiago-Pontones, al S. con el de Cazorla, y al O. con el de
Chilluévar.
El río
Guadalquivir pasa por el E. de su término, recién brotado de las
entrañas de tierras quesadeñas, y pronto recibe el caudal del
Arroyo Frío, y trasparente. Por el O. discurre el Tramaya y el
Arroyo S. Martín, que llega hasta el Cañamares, límite del término
con el de Chilluévar.
MEDIO ECONÓMICO:
La Iruela es un pueblo eminentemente agrícola, destacando su producción olivarera, y a nivel local con una excelente producción de frutas y hortalizas muy apreciadas en la vecina Cazorla. En los últimos años ha tomado auge su ya tradicional industria cárnica, cada día con más popularidad en la comarca y en la provincia. El sector turístico está montando una importante infraestructura y está vendiendo la imagen de descanso y tranquilidad en plena naturaleza.
Toda esta
zona del antiguo Adelantamiento de Cazorla estuvo habitada desde
tiempos prehistóricos debido a sus abundantes recursos naturales;
baste recordar las numerosas pinturas rupestres de la Sierra de
Quesada, el yacimiento del neolítico final y el del cobre en Santo
tomé, la cámara sepulcral ibérica de Toya, la villa romana de
Bruñel, etc.
Se ha escrito que
La Iruela fue habitada por los túrdulos, que los cartagineses la
fundaron como ciudad con el nombre de Curris, allá por el año 230
a.C., que fue muy populosa en tiempos de los romanos y que los árabes
la destruyeron, aunque después la poblaron y reconstruyeron.
A esta Sierra en
época romana se la denominó Saltus Tugiensis, por ser Toya la
población cercana más importante; posteriormente la llamaron Monts
Argentarius por sus ricas minas de plata.

Pero es a partir de la conquista cristiana cuando La Iruela adquiere su máximo protagonismo. El 20 de enero de 1.231 Fernando III le concedió al arzobispo de Toledo, Rodrigo Ximénez de Rada, un privilegio para la conquista y posesión de Toya, Quesada y demás fortificaciones al otro lado del Guadalquivir. Esta donación fue hecha a perpetuidad y con derecho hereditario de un arzobispo a su sucesor en el cargo. Ximénez de Rada conquistó las dos villas y 37 enclaves más entre castillos, torres y atalayas, y entre ellos el de El Eruela, o Areola, según los documentos antiguos. Terminada la conquista Quesada quedó muy cerca de la línea fronteriza, por lo que se pasó la capitalidad de la zona a Cazorla por motivos de seguridad.
Desde 1.256 La
Iruela estuvo agregada como aldea a la villa de Cazorla, excepto
algunos meses de 1.370 en que el arzobispo D. Gome la hizo
independiente, hasta que en 1.378 el arzobispo Pedro Tenorio, en su
primera visita al Adelantamiento, devolvió el privilegio de
villazgo. No obstante para la nueva villa no se estableció un
término propio, siendo compartido el de Cazorla de forma
mancomunada, sin beneficios económicos para La Iruela, lo que
anulaba realmente la teórica independencia y provocó numerosos
conflictos vecinales hasta que en 1.497 se llegó a un acuerdo para
compartirlo, pero el deslinde definitivo tuvo lugar a finales del
siglo XVIII o principios del XIX.
Es de destacar las
Ordenanzas dadas a La Iruela por el arzobispo Francisco Jiménez de
Cisneros, relativas a las normas que regulaban las sesiones del
concejo y otros aspectos de la vida cotidiana de la villa, que fueron
leídas públicamente el 1 de noviembre de 1.498.

Entre principio de
1.810 y mediados de 1.812 los soldados napoleónicos realizaron
numerosas "visitas" a Cazorla y La Iruela, sufriendo sus
habitantes los estragos y desmanes que la guerra lleva consigo.
Cuando en 1.811 las Cortes de Cádiz abolieron el vasallaje e
incorporaron a la nación todos los señoríos, la Mitra toledana
perdió su jurisdicción civil o territorial sobre el Adelantamiento
de Cazorla, no obstante continuó ejerciendo su jurisdicción
eclesiástica hasta 1.954 en que el Arciprestazgo de Cazorla pasó a
depender de la Diócesis de Jaén, poniéndose fin a más de VII
siglos de presencia arzobispal toledana. Las localidades que pasaron
a la Diócesis de Jaén fueron: Cazorla, Chilluévar, Hinojares,
Huesa, La Iruela, Peal de Becerro, Pozo Alcón, Quesada y Santo
Tomé.
POBLACIÓN:
Aunque en décadas
anteriores llegó a tener más de 5.000 habitantes, actualmente
ronda los 2.700, repartidos entre La Iruela y sus pedanías de Burunchel, Arroyo Frío, El Palomar, S. Martín, La Estrella y Nubla.
La
Iruela está encaramada en una pendiente ladera, entre
olivos y pinares;
sus típicas casas blancas, en cuyas fachadas cuelgan aún los
típicos y tradicionales sartales de pimientos, son una muestra de la
arquitectura popular, que día a día va desapareciendo en aras del
progreso, como en el resto de nuestras poblaciones.
A
La Iruela hay que ir para
visitarla despacio, sin prisa, contemplando cada calle, cada casa,
cada esquina, hablar con las personas con la que nos crucemos,
mezclarse con sus habitantes en la celebración de sus fiestas y
tradiciones, degustar su cocina típica y comprar sus famosos
productos chacineros.


FERIA,
FIESTAS,
COSTUMBRES Y TRADICIONES POPULARES:
En la noche del 16
al 17 de enero tiene lugar las tradicionales hogueras en honor de S.
Antón.
El primer domingo
de febrero se celebra, en honor de S. Blas, la típica y tradicional
subasta de productos de la tierra y otras donaciones.
La feria y fiestas
patronales en honor de la Virgen de los Desamparados y Sto. Domingo
de Silos tiene lugar en los últimos días del mes de agosto. Estos
días están llenos de acontecimientos de interés: fuegos
artificiales, campeonatos de truque, chinos y bolos serranos, torneo
de dominó, concursos de productos de la huerta y de gastronomía
local, teatro infantil, pasacalles, recitales verbenas, etc.
El Palomar celebra
sus fiestas en honor de la Virgen María el primer domingo de agosto.
Arroyo Frío celebra sus fiestas en honor de Ntra. Señora de la
Asunción a mediados de agosto, con diversos campeonatos y
concursos. Burunchel las celebra en honor de la Inmaculada
Concepción en la última semana del mes de agosto. Y S. Martín
celebra la virgen del Rosario el primer domingo de octubre.
"Rosaura, la bella encantada" es el título de una hermosa leyenda cuya acción transcurre en esta localidad, recogida y publicada por D. Francisco Yuste. "El día de los torneos" es un romance que el grupo giennense de música folk "Andaraje" tiene recogido de aquí, y publicado en su disco titulado "Anónimo y Popular", junto al delicioso "Fandango de Burunchel". La Asociación Provincial de Coros y Danzas “Lola Torres” tiene incorporado en su repertorio el "Fandango "robao" de la Iruela", que suele cantar y bailar en sus múltiples actuaciones.
GASTRONOMÍA:
Al
igual que los pueblos de los alrededores, La Iruela tiene una serie
de comidas típicas que lo son de la zona, tales como migas de
harina, gachamiga, ajoharina, talarines, gachas dulces, rin-rán,
etc., diferenciándose únicamente en simples variaciones locales de
elaboración, pero tiene otras comidas más específicamente locales
como el ajo-pan, ajo-papas y ajo-"aserraores". Tanto unas
como otras están preparadas con ingredientes comunes, baratos y de
producción local, pero que cumplen con la función de combatir el
frío del invierno y reponer las energías perdidas en un duro día
de trabajo. La más conocida de la zona son las migas de harina,
comida para degustar preferentemente en un día lluvioso o nublado.
Su base es la harina, con agua, un poco de aceite, sal y unos ajos;
lo difícil es encontrarle el punto. Se suele comer en la propia
sartén, acompañándolas con diversos productos al gusto, como
aceitunas, granadas, melón, uvas, tocinillos, pimientos secos
fritos, rábanos, etc. Cuando se segaba a mano, en pleno verano, las
migas era la comida que el dueño llevaba a los "segaores"
hasta la misma finca en estaban segando.
En cuanto a su
repostería cabe destacar los roscos de baño, roscos fritos,
borrachuelos, el merengue y las flores de lis.
GENTILICIO:
El gentilicio es
iruelense o irueleño, pero a sus habitantes les gusta hacerse llamar
"ciruqueños"
SU
ESCUDO:

Cuando en 1.370 el arzobispo D. Gome la hizo villa independiente, durante unos meses, le concedió fuero, sello y escudo: una cruz arzobispal con cuatro calderas, de sus armas.
El 9 de septiembre de 1.378, cuando el arzobispo Pedro Tenorio devolvió definitivamente el privilegio de villa se sustituyeron dos calderas por dos leones, armas de Tenorio, quedando de la siguiente manera: en campo de plata una cruz patriarcal de gules, que divide al campo en cuatro cuarteles, en los que campea dos calderos de oro y dos leones rampantes de gules, alternos.
En Arjona,
21 de diciembre de 1.997
B
I B L I O G R A
F Í A:
CEACERO
HERNÁNDEZ,
Antonio:
“La
Iruela” . Revista “Entorno" nº 11 de la Caja Provincial de Ahorros de Jaén, 1.993.
GARCÍA
GUZMÁN, Mª del Mar .
"El
Adelantamiento de Cazorla en la Baja Edad Media".
Universidad
de Cádiz, 1.985.
GARCÍA
GUZMÁN, Mª del Mar.
"Colección
diplomática del Adelantamiento de Cazorla (1.231-1.495)".
Universidad
de Cádiz, 1.991.
OLIVARES BARRAGÁN, Francisco.
"Atlante español, de Bernardo de Espinalt"
OLIVARES BARRAGÁN, Francisco.
"Atlante español, de Bernardo de Espinalt"
Jaén, 1.980.
POLAINO
ORTEGA, Lorenzo.
"Estudio
geográfico del alto Guadalquivir".
Boletín nº 24 del Instituto de Estudios Giennenses. Jaén, 1.960.
YUSTE
HIGUERAS, Francisco.
"Anuario
del Adelantamiento de Cazorla", nº 5.
Cazorla,
1.956.
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